En Vicente Peris somos hijos de la huerta, concretamente de la Huerta de Valencia, un espacio único que rodea la ciudad y que, en buena parte, aún mantiene la actividad de cultivo.
En Cúiper, una pedanía que se encuentra en plena Horta Nord, nació Vicente Peris, el fundador de nuestra casa, el abuelo. Lo hizo en una familia de agricultores que trabajaban las tierras para un gran señor, junto a muchas familias más en la misma situación. Con el tiempo, estos trabajadores pudieron adquirir las tierras en propiedad. Y fue en ellas donde comenzó el negocio familiar de producción y comercialización del famoso melón Rochet, autóctono de la zona, que incluso en Madrid llegó a ser conocido como Melón de Cúiper. Tras el melón vino la sandía y tras la sandía, otros muchos cultivos. Un trabajo incesante que ha llegado a la actualidad con la tercera generación Peris al frente de la empresa de producción y comercialización de frutas y verduras.
Nuestro dinamismo, la diversidad de nuestro catálogo de productos, el volumen de producción que manejamos y la alta calidad que nos define han ido marcando nuestra relación con este entorno tan especial. En la actualidad, hemos desplazado los cultivos de melón y sandía a otras zonas que nos aseguran una mayor calidad y productividad. Calidad, por las particularidades de la tierra o por los periodos necesarios de descanso que esta necesita, y productividad, por el volumen de hectáreas a nuestra disposición, ya que la Huerta de Valencia está hecha a retales de pequeños huertos que limitan los cultivos extensivos.
Actualmente, en un buen número de hectáreas salpicadas por distintas zonas de l’Horta Nord, cultivamos cebolla tierna, apio blanco y calabaza de cacahuete proveniente de variedades y cultivos tradicionales. Lo hacemos en campos propios, y también trabajamos en colaboración con distintos agricultores que siguen nuestras pautas de cultivo. Con ellos mantenemos una relación permanente que vamos renovando temporada a temporada.
Desde los romanos, con los que nace esta zona de cultivo hasta el día de hoy, la Huerta de Valencia ha vivido muchas fases. Su etapa más gloriosa se dio durante el dominio de los árabes, que introdujeron nuevos cultivos, aplicaron innovadoras técnicas de trabajo y diseñaron la red de acequias, que traen el agua desde el río Turia y que se conserva hasta el día de hoy.
Ha habido periodos más oscuros, y uno lo tenemos muy reciente, cuando la presión urbanística convirtió buena parte de su extensión en cemento. En la actualidad, la Huerta está recuperando el lugar que le pertenece, aunque queden retos que acometer. Uno de ellos, la necesidad de que haya un relevo generacional. Otro, la unión de pequeños terrenos que den la opción de generar un cultivo que resulte productivo para empresas que requieren de un volumen mínimo, que es la única manera de ser competitivos en un sector tan complejo y con tan pocos márgenes como es el de la agricultura. Lo positivo es que, al menos, la sociedad valora la riqueza que supone tener a las puertas de la ciudad un espacio patrimonial y natural único en el mundo, declarado en 2019 Patrimonio Agrícola Mundial por la FAO.
Nacer aquí, marca. Vivir de esta tierra, también. En Vicente Peris somos parte de un paisaje singular al que seguimos dotando de vida con nuestra actividad diaria, porque además de las zonas de cultivo, nuestra principal planta de producción también está en plena Huerta. Aquí seguiremos, a pie de campo, porque a esta tierra pertenecemos. Y dejadnos decir, que es todo un orgullo.

Instalaciones de Vicente Peris, Foios, Valencia