Enric Greses, nuestro compañero Enric, responsable del departamento de administración, deja la empresa por jubilación. Ha pasado toda su vida profesional en Peris, desde que terminó la carrera de económicas y hasta la actualidad, es decir 40 años.
Él ha sido testigo de la evolución de Peris durante cuatro décadas determinantes para nosotros. De hecho, conoció y trabajó codo con codo con Vicente Peris, fundador de la empresa, a quien llama cariñosamente ‘el tío Vicente’.
Durante estos años ha sido un magnífico profesional y un excelente compañero, y desde Peris queríamos darle voz, para que nos contase algunas curiosidades de su paso por la empresa, y mostrarle todo lo que valoramos su trabajo y lo mucho que le echaremos de menos. ¡Gracias por tanto, Enric! Peris siempre será tu casa.
Las imágenes que acompañan esta entrevista son del homenaje que le hicimos en la empresa para su despedida 🙂
¿Cómo llegaste a Vicente Peris?
Fue por un contacto de mi padre. En principio iba a ir a otra empresa y acabé en Vicente Peris.
Acababa de terminar la carrera, soy economista, y la verdad es que no tenía mucha idea, porque cuando acabas de estudiar no sabes nada de nada y empiezas a aprender de todo. Yo era como una esponja.
En aquel momento en la empresa no había ordenadores, ni siquiera fotocopiadora, y la contabilidad se llevaba de manera externa. Se vio que era necesario modernizar el departamento, pusimos una fotocopiadora, luego un ordenador. Sin duda era una etapa que prometía porque vivíamos todo un cambio generacional.
¿Cómo recuerdas la figura de Vicente Peris, el fundador de la empresa?
El año que yo entré vivía Vicentín, que era una persona con un carácter tremendo.
El tío Vicente era carismático, una persona que no se puede olvidar.
Recuerdo que lo llevaba a Barcelona a recorrer los mercados. Íbamos los dos y hacíamos la gestión comercial, porque él se encargaba directamente de eso y del control de la compra de la mercancía.
Era un momento en el que la empresa disponía de muchos campos propios y el producto mayoritario era el melón, en particular el melón rochet, que era algo que nos caracterizaba porque era una variedad que solo se plantaba aquí, y eso nos hizo muy conocidos.
¿Qué has visto cambiar en la empresa?
Al principio, a las tareas de administración no se les daba ninguna relevancia, me decían: ‘Aixó no té importancia, xiquet’ (eso no tiene importancia, chico).
Cuando el tío Vicente murió a los pocos años de estar yo aquí, pensamos que era complicado reponernos, pero fue coger el negocio su hija Rosa Peris y despegamos. Ella le dio importancia a la administración y a la organización.
Ximo, su hermano, se encargó del almacén, Alberto, su marido, de la compra de producto, y ella llevaba la gestión de venta.
En administración nos dejaban hacer. Rosa confiaba en nosotros y poco a poco resurgimos, y eso que la situación no era nada fácil.
¿Qué hitos más importantes destacarías de aquellos años?
El acierto más importante siempre ha sido crear las marcas. Lo más inteligente que hizo el tío Vicente fue crear la marca Vicentín. Poco a poco esa marca hizo frente a otros melones con renombre y les superaron en ventas porque tenía mucha calidad y era sensiblemente más económica. En Barcelona funcionó estupendamente.
En Madrid el mercado era más duro, los clientes eran muy difíciles. Pero gracias a una gestión de Rosa logramos entrar en El Corte Inglés para hacerles la marca propia, cuando hacerlo era toda una proeza, y eso nos permitió abrir mercado en la capital.
¿Con qué te quedas de todos estos años?
Tengo muchos recuerdos. Para mí, cuando pienso en los Peris, los siento como mi familia.
Ahora como trabajador acaba mi vida laboral, pero me llevo eso.
¿A la gente nueva que entra a esta empresa, qué les dirías?
Que Peris tiene cuerda para mucho recorrido y formar parte de esta empresa familiar les puede dar mucho. A mí me han respetado porque yo siempre les he respetado a ellos. He dado lo mejor de mí y cuando los he necesitado me han abierto su corazón.
¿A qué te vas a dedicar en tu jubilación?
Siempre me ha gustado el campo. Me voy a disfrutar de mi huerta y de mis naranjos ecológicos, por su puesto, muy bien acompañado de mis amigos.