El garrofón valenciano es uno de los ingredientes que no puede faltar en la receta de una auténtica paella. Esta leguminosa es una joya y lo increíble es que pese a su calidad y aportes nutricionales estuvo cerca de desaparecer. Afortunadamente, en los últimos años ha recuperado energía gracias al empeño de productores locales, y de esta historia tan bonita os vamos a hablar en este artículo.

En Peris llevamos desde 2014 apoyando la recuperación del garrofón valenciano porque su calidad es inigualable. Si comparamos el valenciano con el que se encuentra de manera masiva en los supermercados y cuyo origen es Perú, las diferencias son enormes. El garrofón autóctono valenciano presenta una piel fina, apenas imperceptible y un interior suave y de textura mantequillosa, frente al garrofón de otros orígenes cuya piel es más gruesa y la pulpa arenosa.

En Peris llevábamos tiempo asistiendo a la decadencia de este cultivo porque los agricultores preferían dedicarse a otros productos más rentables, ya que el precio que ofrecía el mercado por este garrofón de gran calidad no cubría ni si quiera los gastos. Nosotros pensamos que podíamos ser parte del cambio, dado que en Peris únicamente comercializamos frutas y verduras de máxima calidad, y entendemos que esa calidad tiene un precio que es justo pagar.

Apuesta por los productores locales de garrofón valenciano

Así que decidimos dar el paso y apoyar la actividad de productores locales comprándoles su cosecha de garrofón. Con el paso de los años, ese grupo de agricultores ha ido creciendo, y actualmente ya contamos con 10 proveedores de garrofón valenciano. ¡Y ojalá fuesen más! Porque actualmente tenemos una demanda de garrofón valenciano que es superior a la oferta.

Gracias a esta colaboración con agricultores de nuestro entorno, la mayoría de la Huerta de Valencia, hemos contribuido a recuperar 7.500 kilos de garrofón seco de las tres variedades reconocidas por la Asociación de Productores de Garrofón Valenciano: garrofón pintat, garrofón ull de perdiu i garrofón de la cella.

De abandonar el cultivo a incrementar la producción de garrofón

Varios productores locales han incrementado el volumen de producción de garrofón valenciano gracias a la colaboración con nuestra empresa. Es el caso de Javier Orts Molins, de Verdures Gorrito, S.L., un joven agricultor de segunda generación que hace unos años tuvo que dejar de cultivar garrofón porque no encontraba mercado.

“Peris nos pidió retomar el cultivo del garrofón y lo hicimos, porque contar con una empresa de este nivel te asegura un respaldo, y que lo que estás plantando va a tener salida. De hecho, para el próximo año me planteo incrementar el volumen de cultivo”. Javier reconoce que encontrar apoyos así en el sector no es fácil, ya que lo habitual es que “se prime el precio frente a la calidad del producto”.

El caso de la productora Rosa Samper es diferente, ella llevaba 20 años trabajando con Peris en la producción de cebolla tierna, pero nunca se había dedicado al garrofón. “Cuando desde Peris me propusieron que plantase garrafón, no lo dudé, yo tenía unos campos que podía dedicar al cultivo y contaba con la seguridad de que me iban a comprar la producción. Ahora ya estoy planteándome incrementar los kilos y, más allá de la visión de negocio, me gusta sentir que contribuyo a que este cultivo no se pierda”, comenta Rosa.

Exportación de garrofón valenciano a Europa

El garrofón valenciano que comercializamos en Peris ha logrado traspasar fronteras y en la actualidad su demanda llega incluso desde Inglaterra, Suiza y Emiratos Árabes. No obstante, cubrir estos pedidos solo es posible en años de buena producción, lo que lo convierte en un producto aún más selecto y deseado.

La productividad suele ir asociada a la complejidad de su cultivo, ya que es un producto muy sensible a la climatología, especialmente a las olas de calor que se dan durante el verano y que afecta directamente a la flor, evitando por tanto que prospere el fruto.

Investigación en la germinación y cultivo de garrofón

Todas las temporadas, nuestros técnicos seleccionan y guardan un porcentaje de granos que utilizaremos en las plantaciones del próximo año. Esas semillas, que se conservan correctamente almacenadas a temperatura controlada, se entregan en el momento de la siembra a los agricultores con los que colaboramos para que procedan a su cultivo.

Esta fase se complementa con estudios de germinación para determinar las condiciones óptimas de almacenamiento, cuyo porcentaje de éxito es actualmente del 96%. Este procedimiento controlado ayuda a la pervivencia de estas variedades tradicionales y a la mejora constante de sus frutos y cualidades organolépticas, porque la selección se hace únicamente de las semillas mejor formadas y de mayor calidad.

El trabajo con semillas de variedades tradicionales no es nuevo para nosotros. De hecho, en Vicente Peris llevamos más de 20 años trabajando con éxito la recuperación de variedades tradicionales de calabazas carruécano, cacahuete y roteña valenciana, producto del que somos especialistas y que también son de una calidad excepcional.