La calabaza es un alimento delicioso que se integra muy bien en muchísimas recetas. Además, dependiendo del tipo de calabaza que elijas, tu plato quedará aún más delicioso porque cada calabaza tiene sus particularidades.
Por una parte tenemos la calabaza de cacahuete, también conocida como butternut o violín, y que es la más versátil de todas.
Luego está la calabaza roteña, es la clásica para asar porque es muy dulce y asegura unos tentempiés y unos postres memorables.
Y la tercera es la gigante conocida como carruécano, que son piezas muy grandes de más de 20 kg que se suelen comprar por trozos. Su consumo es más habitual en el norte de España y en las Islas Canarias, aunque se está extendiendo a otras zonas como Madrid y Barcelona.
En Peris somos productores de estos tres tipos de calabaza, pero en este artículo nos vamos a centrar en la calabaza de cacahuete, que es la más consumida en nuestro país. En consecuencia, es la que más fácilmente vas a poder encontrar en fruterías y supermercados.
Y por supuesto, elijas la que elijas, por favor, elige una calabaza que sea de calidad. Lo vas a notar en su textura, en su sabor y en su aroma. La diferencia entre una calabaza del montón y una calabaza de calidad es notable. Si eliges calabazas Peris, no fallas.
[Bonus]: En este video puedes aprender a elegir una buena calabaza y te mostramos maneras de pelarla con facilidad.
Cómo cocinar la calabaza
No queremos coartar tu creatividad en la cocina, ¡para nada! Pero sí guiarte para que sin dar demasiadas vueltas puedas hacer deliciosas recetas de calabaza. Por ello nosotros te aconsejamos que utilices la calabaza de tres maneras: hervida, asada y cruda. ¡Vamos con los detalles!
Calabaza hervida, perfecta para cremas o guisos
Las cremas de calabaza son una delicia, porque puedes darles toques muy diferentes según los ingredientes que elijas para acompañarla. Lo habitual es hervirlos todos, ya que es la manera más rápida de terminar tu receta de calabaza.
Hay un secretillo, antes de incorporar el líquido (que puede ser agua, caldo o una leche vegetal) dale unas vueltas en la olla con unas gotas de aceite para que sus sabores se tuesten y destaquen. Si vas a incorporar especias, hazlo también en ese momento para que los aromas se impregnen mejor.
Una vez incorpores el líquido, deja hervir unos 20 minutos, o hasta que veas que la calabaza está tierna.
Si en lugar de una crema quieres hacer un guiso que sea más completo nutricionalmente, te aconsejamos que incorpores legumbres (lentejas, garbanzos o alubias, por ejemplo) y que estén ya hervidas. Añádelas a la olla en los últimos 5 minutos de cocción.
Calabaza al horno, para potenciar el sabor de tus recetas
Asar la calabaza de cacahuete es una buena opción si queremos potenciar los sabores. En el horno, el asado propicia que los sabores de la calabaza se concentren, de manera que si quieres hacer una crema, su sabor quedará mucho más contundente. Y la verdad es que el resultado es delicioso.
Para elaborar una crema con la calabaza al horno, puedes optar por dos opciones, asar todos los ingredientes de tu receta para obtener el mismo resultado con todos. O puedes asar únicamente la calabaza.
La calabaza puedes meterla en el horno partida por la mitad o troceada. Te recomendamos que la salpimentes y le eches un poquito de aceite.
Si has decidido asar todos los ingredientes de tu crema en el horno, solo tendrás que ponerlos en tu procesador para triturarla e incorporar el líquido necesario, una leche vegetal le quedará estupendamente y suavizará los sabores.
Si solo has asado la calabaza, incorpórala al resto de ingredientes cuando estén cociéndose, en los últimos 10 minutos, para que los sabores se integren.
Aquí tienes un ejemplo de una receta de crema de calabaza al horno.
Calabaza cruda para ensaladas o como crudité
Pues sí, la calabaza cruda también es una opción 10 para tus recetas. No estamos nada acostumbrados a comerla así, pero te aseguramos que te va a sorprender.
Córtala a taquitos e incorpórala en una ensalada. Le aportará un toque crujiente a tu receta, y a la vez armonizará muy bien con el resto de ingredientes, porque el sabor de la calabaza en crudo es suave. Como idea, puedes combinarla con algún queso con carácter, tipo feta. Alíñala con tus hierbas favoritas y aceite de oliva virgen extra. Verás qué delicia.
Si la cortas en forma de palitos, la calabaza también es una opción estupenda como crudité para disfrutar de un paté vegetal tipo hummus.
Beneficios de la calabaza en tu dieta
La calabaza es un alimento de temporada en otoño e invierno, su recolección suele darse de septiembre a diciembre. No obstante, es un alimento que bien almacenado, en un sitio fresco, puede aguantarnos varios meses y, además, se puede encontrar todo el año cuando es de importación.
Las propiedades nutricionales de la calabaza son muchas porque esta fruta (sí, la calabaza es una fruta) es un alimento fuente de potasio, fuente de vitamina A y fuente de vitamina C.
La calabaza, al ser fuente de potasio, contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso y de los músculos, y a mantener en niveles normales la tensión arterial.
Al ser fuente de vitamina A, la calabaza también contribuye al metabolismo normal del hierro y al mantenimiento de la piel y de la visión en condiciones normales. También ayuda al funcionamiento normal del sistema inmunitario.
Los niveles de vitamina C en la calabaza contribuyen a la formación normal de colágeno en nuestro cuerpo, lo que ayuda al funcionamiento normal de los vasos sanguíneos, los huesos, los cartílagos, la piel, los dientes y las encías. Además, ayuda al funcionamiento normal de los sistemas nervioso e inmunitario. Protege nuestras células frente al daño oxidativo y disminuye el cansancio y la fatiga. Si necesitas mejorar tus niveles de hierro, es importante que sepas que la vitamina C mejora su absorción.
Y todo esto lo consigues introduciendo en tu dieta la calabaza, que además está deliciosa. ¿Se puede pedir más?